Tecnología y Sociedad - 2003

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Sobre libros y “e-books”

Revista IT/Users

Al acercarnos al medio siglo de existencia quizás se tiende con más facilidad a rechazar hipótesis, posibilidades, al desarrollo, al progreso y puede ser casi comprensible esa actitud, pero me niego a reconocer que sea mi caso, por lo menos en esta oportunidad.

Años atrás, en plena explosión de las dot-coms, tuve reparos en expresar abiertamente mi total desconfianza e incredulidad en el futuro de esa revolución fallida, la que haría rentables a empresas virtuales, sin ingresos predecibles u ortodoxos, aquélla que supuestamente reemplazaría al comercio tradicional y que en su momento generó la tendencia a aceptar como un hecho lamentablemente extendido al presente, el que las personas “analfabetas en lo digital” no tenían o no tienen futuro.

Hasta hoy me arrepiento de mi timidez de entonces.

Es por eso y no por mi edad (por lo menos para mí, evidentemente) que me he animado a desafiar una corriente de opinión que, aunque incipiente, es fácilmente aceptada en nuestra comunidad IT. La inminente o futura preeminencia de los Libros Digitales o “e-books” sobre los impresos, sea esto vía PDAs, Tablet PCs o cualquier otro “gadget” electrónico y digital.

Durante los últimos años hemos leído y oído numerosas opiniones sobre las ventajas de la digitalización de los contenidos, su superioridad y eficiencia (para mí inexistentes) como medio de difusión de la cultura, de la educación y hasta de la excitación que supuestamente genera un contenido multimedia por encima de los tradicionales. Es allí donde veo una situación análoga a la del “e-commerce” versus el comercio a secas y esta vez no quiero callar.

Arriesgándome a que muchos buenos amigos, creyentes de esta prédica o destacados miembros de grandes corporaciones que apuestan por ella discrepen o se molesten conmigo, predigo que los libros digitales jamás reemplazarán a los impresos, más aún, predigo también que jamás los superarán.

Puede ser que esta industria tenga un futuro complementario a la industria grafica, pero de allí a creer como fue en el caso del “e-commerce”, que el libro será reemplazado, hay un gran espacio que en mi opinión será imposible llenar.

Creo sinceramente que las ventajas están del lado del libro y por encima de los “e-books”, para intentar convencerlos de ello citaré sólo algunas que hacen al primero más práctico, eficiente, económico y al fin y al cabo, mejor.

Pensemos primero, amigo lector, en el concepto más elemental de todos: la utilización de la energía. Este concepto y la conjugación del verbo “leer” son claves para entender el razonamiento aquí expuesto, como veremos más adelante.

Un libro impreso requiere de una cantidad de energía determinada para crearse (imprimirlo) y distribuirlo, de acuerdo, pero de allí en adelante, es un agente pasivo que solo requiere de la energía humana para ser leído, para entregarnos su contenido infinidad de veces.

Un libro digital requiere de mucho menos energía para su fabricación y distribución, pero requiere mucho más de ella (energía eléctrica además de la humana) para que lo podamos leer cada vez que deseemos hacerlo, dicho esto ahora en términos activos.

No importa si ésta proviene de baterías, fuentes solares, eólicas u otras, debemos “inyectarle” energía eléctrica para poderlo leer o sacarle el contenido. Sabido es que la energía es uno de los principales factores limitantes de nuestra industria IT, ergo, mientras perdure la dependencia relativa y cuantitativamente mayor de la energía para los “e-books”, menor será su probabilidad de éxito. Punto a favor del libro impreso.

Los formatos son un tema de discusión permanente en nuestra industria IT, desde su estandarización hasta su supervivencia en términos físicos. Todo aquél que haya pasado más de 5 años en esta industria ha sufrido un cambio de formato que le ha causado problemas, sea éste simplemente debido a un nuevo .doc (por ejemplo en un nuevo release de MS Word) o a un medio descontinuado (como los diskettes de 8”, 5 1/4” y ahora los de 3 1/2 “).

Asumiendo que los libros digitales se proyectan al futuro vía “gadgets”, PDAs o Tablet PCs, actualmente dos tendencias prevalecen en PDAs, el estándar Palm y el Pocket PC, pudiendo decir lo mismo de los estándares Tablet, como Mac, PC y quizás otros.

Para simplificar el análisis consideremos sólo los mencionados abstrayéndonos incluso de nuevas innovaciones tecnológicas que de hecho aparecerán. ¿Cuál será el estándar que perdure y cuál el formato físico?, ¿Qué podemos esperar de un futuro donde los cambios se aceleran cada vez más?

El libro impreso no ha cambiado mayormente su formato: consta de varias páginas de papel con texto en tinta, legible en fonts diversos e idiomas al escoger, pero más allá de eso (que se da por igual en el campo digital), un libro es un libro y así ha sido por siglos, perdurabilidad imposible de emular en el campo digital. Otro punto a favor del libro impreso.

¿Viaja Ud. amigo lector? Si así fuera, estará de acuerdo conmigo que en el futuro las medidas de seguridad serán cada vez mayores y que los componentes electrónicos en general se relacionan crecientemente con las armas o medios de destrucción selectivos o masivos.

Considerando lo anterior, ¿alguna vez lleva para sus libros e impresos en general, baterías, cargadores, adaptadores de tomacorrientes, seguros antirrobo, protectores anti-impacto, backups, etc. etc.? ¿Debe preocuparse por la “garantía” de su libro, si expiró o si esta cubierto por ella en su lugar de destino, si hay servicio técnico o un agente autorizado a quién recurrir para que funcione si deja de hacerlo? ¿Requiere Ud. de algún entrenamiento o capacitación adicional a la escolar básica para usarlo?

¿Alguna vez le han pedido en el avión que cierre su libro porque interfiere con los sistemas de navegación, le han pedido que lo lea o abra en los chequeos de seguridad del aeropuerto para probar que no es una bomba, lo ha tenido que declarar en las aduanas de países del tercer mundo, etc. etc.?

¿Necesita estar su libro cubierto por la póliza de seguros de la empresa en la que labora o en el suyo personal por si se cae y se daña o se lo roban? Pues si viaja, sea justo, dele un punto más al libro impreso.

Por lo reducido del espacio, debo llegar casi violentamente al campo más sutil y discutible de todos, al terreno subjetivo de lo emocional y las sensaciones y percepciones personales, donde las ideas tecnológicas más elaboradas a veces fracasan en su intento por ser aceptadas plenamente por el ser humano.

¿Puede Ud. por ejemplo “dedicar” un Pocket o Tablet PC o su contenido con una frase de puño y letra de modo tal que refleje y grabe para la posteridad sus trazos y quizás sus emociones? Aún si lo pudiera hacer, ¿podrían sus bisnietos re-leer esa dedicatoria y recordarlo con toda la fantasía que ello implica a través de sentidos como el tacto, la vista y hasta el olfato?

Al respecto, ¿ha tenido Ud. la tentación de tocar un incunable o algún manuscrito antiguo que haya estado a su alcance en algún museo o biblioteca y si así fuera, sentiría Ud. la misma tentación y emoción por tocar una pantalla donde ellos se desplieguen?

Quedan en el tintero muchas razones más por las cuales el libro seguirá siendo lo que hoy es: el vehículo más eficiente y cercano a la naturaleza humana para transmitir el conocimiento.

Creo firmemente que intentar reemplazarlo o mejorar sus atributos por medio de los aportes innegables de la industria IT, aplicables a otros campos de la acción humana, es por decir lo menos, como intentar reemplazar el comercio por el e-commerce, con el perdón de mis amigos de la comunidad IT. Punto final a favor del libro impreso.