Tecnología y Sociedad - 2019

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Directorios digitales

La relación cada vez más determinante entre negocios y tecnología trae a primer plano, nuevamente, la inminencia de una revolución digital que cambiará los negocios para siempre. Esta vorágine de la que se tiene tanto temor como se tuvo al cambio de milenio, o que originó la fallida “burbuja dot-com”, se potencia hoy con la incorporación de directores externos a las empresas en pos de una mejor gobernanza corporativa.

Si identificar e incorporar directores externos con conocimientos y valor agregado diferente al que usualmente aportaban los accionistas miembros ya es un esfuerzo que requiere el apoyo de consultoras especializadas, incorporar “conocimiento (entendimiento más bien) en temas digitales” lo ha elevado a un nuevo nivel.

Y digo yo “entendimiento” porque antes de comenzar, debemos tener claro el rol del directorio para saber cuales son los linderos dentro de los cuales este director digital podrá discurrir, aportando el valor que justifica su incorporación.

¿Toca al directorio establecer las estrategias digitales a seguir en el camino del crecimiento y proyección a futuro de una empresa o es esta función más bien propia de sus ejecutivos y sujeta a la aprobación del directorio? Esta pregunta es clave para tipificar a nuestro director digital: ¿será uno que proponga estrategias o uno que las comprenda, analice y por qué no, “traduzca” a los demás directores?

En nuestra práctica profesional, hemos encontrado que el rol del directorio mal puede ser el de primer responsable del rumbo de la empresa, pues de fracasar sus estrategias la causa raíz no estaría en la plana ejecutiva sino en el directorio que las creó e impuso. ¿Cómo exigir resultados a un ejecutivo si la hoja de ruta se la crea el directorio?

Aclarado el rol decimos que, mientras las generaciones nativas digitales no lleguen a las edades propias de los directorios, éstos requerirán cuando menos de un miembro que comprenda e interprete estos temas para ayudar a asimilar al colegiado las propuestas de una plana ejecutiva “aggiornada” en temas de negocios digitales y realmente consciente de los retos que estos implican. Lo realmente determinante es pues, que nuestros ejecutivos sean “digitalmente hábiles”, capaces de innovar, revolucionar e incorporar tecnologías en nuevos modelos de negocio para someterlos a la aprobación del directorio y no al revés.

Finalmente por nuestra experiencia, hemos concluido que incorporar a miembros de la generación X o recurrir al extranjero para buscar a miembros “digitales” como única salida, es en el primero de los casos un error por la función propia del directorio y en el segundo, un esfuerzo innecesario que puede ser satisfecho localmente a cabalidad.